viernes, 3 de diciembre de 2010

Fe

Y yo que estoy en el centro de todo lo que tengo
de todo lo que imagino y de todo lo que me cuentan
y robo de los demás cuando me hablan
cuando me insultan
cuando me envidian me escupen y me quieren
haga lo que haga al final no hay nada
qué hacer fuera de este mundo mío
compartido
solitario
lleno de gente y agobiante
que se hincha como un globo y no revienta
y se escapa de las manos para volar a otro sitio
con un ruido ridículo y obsceno
sin que haya podido descubrir un misterio
un solo secreto
o una voz diciendo siquiera una palabra
no existe nada más que lo que miro
y nada arde sin haber ardido
y nada muere sin estar muerto
y lo que vive es apenas el pálpito de un reloj sin cuerda
la sombra de un reloj de sombra
la frescura de un reloj de arena
y la aridez de una clepsidra griega
marcando el tiempo en el que sueño y despierto
como el punto cero de un mapa infinito
devorado en las esquinas por las ratas
sin que nada acabe resuelto
ni terminen las estrellas de alumbrar las ideas
nuevo nuevo nuevo todo nuevo
todo confortable en un antifaz de trigo en piel de tigre
triste triste triste siempre triste
como un maestro pobre diablo
enseñando gramática a base de epitafios
a un pueblo grabado en piedra sin sangre ni llanto
que destripa terrones como caramelos de cianuro
en un páramo que al principio no existía
y al final es el país más grande la patria que me queda
porque lo malo del exilio es que un día se acaba
y los recuerdos se tiñen de presente
y la esperanza se abraza a las estatuas de bronce
y el óxido de la nostalgia se graba sobre los ojos
sobre el alma que es el mundo que es el tiempo y que es la vida
y que no se puede imaginar y que no existe
sólo en la oscuridad en las cuevas perdidas
donde suspiran de amor los dinosaurios
y entonan las luciérnagas cantos siderales
está la verdad que no es verdad y que no engaña
que pone a cada uno en su lugar
a cada manta en su lecho
a cada muerto en su fosa
y a cada planta en su tiesto
porque estamos de paso en el lugar en el que escribo
y el nosotros que proclamo es una extensión sin sombra
que no hace eco en los muros que levanto
ni se duele de los azotes que prodigo
esta gente que soy yo entre la gente
que no comulga conmigo ni me devuelve la pedrada
arrastran redes de cadenas por los mares que les quedan
para hacerse de violencia los abrigos
y burlarse del otoño de mis estúpidas licencias
que no está de moda ser tolerante ni moderno
ni está de moda estar de moda o pasado de moda
ni ser un rato o ser eterno
ni ser relativo o absoluto
mientras se siga una regla que no existe
en un mundo que no existe
en un pueblo que no existe
donde la locura y el amor de un semental impotente
luchan a ciegas contra su propia vendimia
su propia voluntad cercenada uva a uva
sin que su sangre la vendan como vino
ni lo llamen por los nombres que no dijo
ni lo sepan nunca del todo los que le matan
ya está bien de este mundo y la miseria y la riqueza
y los turbantes de los reyes en su trono
basta de vasijas y de ánforas perfumadas
y de monedas grabadas y de salmos
que todo lo que quiero y lo que merezco
es lo único que no me puedes dar aunque lo tengas

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